jueves, 29 de septiembre de 2011

La corriente principal

Diario de Pontevedra. 28/09/2011 - J. A. Xesteira
La pasada semana el dirigente palestino Mahmud Abbas pidió en la ONU el reconocimiento de Palestina como estado, algo que viene dando vueltas desde hace muchos años sin que nadie se atreva a reconocer lo evidente. La ONU es como el Premio Nobel de la Paz, un concepto que se vende como de utilidad básica y necesaria, pero que en el fondo no es más que una idea vacía de contenido: en la ONU se habla pero no se va a ninguna parte (a veces sirve para respaldar barbaridades, invasiones, y poner veto a verdaderas necesidades de los pueblos) y el Premio Nobel se concede, según sople el viento, a energúmenos como Theodore Roosevelt o al planificador de los desaparecidos sudamericanos Henry Kissinger. El conflicto de Palestina e Israel es viejo, tan viejo como la instalación de un estado artificial, mediante la cesión del territorio ocupado en la Cisjordania por Gran Bretaña (los ingleses no dejaron colonia a derechas) y una resolución de la ONU de 1947 (que huele a negociaciones poco santas por la parte de atrás). Desde el primer momento, los habitantes de sus tierras vieron como una inmigración judía se instalaba y compraba el terreno. Cuando los palestinos se dieron cuenta se encontraron con que los israelitas se sacaron de la manga un estado y ya estaba dentro. Con ello, el Estado de Israel inventó dos cosas, entre otras: el primer estado del mundo colocado donde les dijo Dios, en un territorio que el mismo Dios les había prometido, y para ello inventó el terrorismo moderno, con la voladura del Hotel Rey David. El resto lo copió de aquí y de allá, creó una lengua propia y aplicó la teoría nazi del espacio vital para poder invadir a los países vecinos, que no tenían la suerte de que su dios les dijera que aquella tierra era suya. Todo eso es historia. El hecho actual es que Abbas quería hablar en la ONU de su pueblo, un pueblo rodeado por Israel, que ve como poco a poco su tierra pasa al otro lado de la frontera. Y cuando lo iba a hacer se crea una corriente de opinión aconsejándole que mejor lo deje para otro día, que mejor es negociar, que las cosas hablando se entienden, que vuelva a reunirse con Netanyahu. Y es el Premio Nobel de la Paz (no se sabe por que mérito), Barack Obama, el que más le aconseja, contradiciéndose con lo que él mismo decía no hace mucho (los votos son los votos y el lobby judío es muy fuerte). Y volvemos a los premios Nobel y las conversaciones. Judíos y palestinos vienen hablando desde hace demasiados años, tantos que esas conversaciones ya han dado varios premios Nobel de la Paz, a Begin y Al Sadat (acuerdos de Camp David) y a Arafat, Rabin y Peres. Abbas hizo lo que nadie esperaba, dio un cierre de dominó y presentó su petición. Pero la ONU, un organismo concebido para la inutilidad con apariencia de unidad de pueblos, tiene recursos suficientes para alargar el proceso, darle vueltas a la perdiz, esperar que el tiempo modifique la situación y, si todo fracasa, la oportunidad de que EEUU vete cualquier proposición que se salga de la corriente de opinión ya prefijada. ¿Cómo dudar de las decisiones del mismísimo Yaveh? Los dioses son impredecibles, no aparecen en los periódicos ni hacen ruedas de prensa en los telediarios, se aparecen, bien a pastorcitos ignorantes, o a caudillos de hace tres mil años. Y lo que dicen va a misa (o a los rezos de sinagoga) incluso después de la invención de la imprenta y del teléfono móvil. Abbas se enfrentó a la corriente principal (el mainstream, que dicen los anglosajones, ahora que todo se rotula en inglés) Y los medios de comunicación y opinión se encontraron con una anomalía, porque eso no estaba previsto. Desde la caída de la censura, el periodismo mundial se instaló en un estado de opinión que sigue la corriente principal, sin dudar de nada o aplicar la lógica más elemental a cualquier hecho noticiable. Abbas no debería hablar en la ONU de su estado, porque eso no estaba en el guión, e, incluso, los días anteriores, existía un acuerdo, que sólo tenía vida en la prensa, de que se volverían a las negociaciones, eso era lo que Obama había dicho y nadie se planteaba que existiese otra posibilidad. No hay dudas para la corriente principal de opinión. Pero las corrientes son malas, y las de opinión son como las corrientes de aire, que nos pueden dejar un dolor de lumbago o un constipado otoñal no deseado. Leer un periódico o ver la televisión se convierte en un ejercicio de adaptación a un guión no escrito pero si esperado, que transcurre por los cauces por los que circula la corriente, sin dudas ni situaciones ajenas al guión. Se supone que las cosas son como van (ese “es lo que hay”) y no nos alarmamos mucho con las distintas noticias que salpican las páginas y que relatan los bustos de los telediarios. Hay unos cauces, hay una rutina que cumplir y por la que deben circular los ciudadanos. Por eso me extrañó ese intento de censura previa que quisieron imponer los consejeros de RTVE del PP, con la complicidad abstenida del PSOE y el apoyo de CIU. Ya saben lo que pasó, que los consejeros políticos del ente público querían tener acceso a las noticias informativas “antes de”. Grandioso. Un retorno a los viejos tiempos. Me recordaba un chiste de Forges de los años 60, una página en la que se veía una redacción de periódico; en una esquina había unos tipos de la censura y uno decía: “Miren lo que ha puesto este atrevido: Bilbao”; en otra esquina, un periodista sollozaba: “¿Quien me mandaría a mi dejar peritos por periodismo?”. Los consejeros de RTVE, una raza política que debería desaparecer junto con los senadores, debieron advertir que los contenidos de los telediarios se salían de la corriente principal, y eso hay que cortarlo de raíz, porque, de lo contrario, pueden acabar por informar de lo que les de la gana. Lo único que me intriga es como se dieron cuenta ellos, porque el resto de los espectadores no hemos advertido nada anormal en la información habitual. A lo mejor es que hay doble versión informativa y ellos van a ver la televisión a Perpignan, como se hacía en los viejos tiempos para ver cine erótico.

1 comentario:

  1. me gusta la explicación del nacimiento de Israel en el vientre Palestino,...

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