viernes, 30 de noviembre de 2018

Tema de trivial: Gibraltar

J.A.Xesteira
Hacía tiempo que no andaba en danza, pero una vez más vuelve Gibraltar como tema para mover el guiñol patriótico. A lo largo de los tiempos el tema Gibraltar salta a la mesa de la patria para que alguien vuelva a dar la lata con él. La cosa estaba tranquila y quieta, los llanitos comprando y vendiendo en libras y peniques con acento andaluz y los del La Línea y el Campo cruzando cada día para trabajar en el Peñón, cosa corriente, normal, unos trabajan, otros trafican con sustancias prohibidas, otros persiguen a los traficantes, otros izan una bandera en un lado y otros otra bandera en el otro, y al acabar cada uno se va a su casa a cenar y ver la tele. Pero un buen día, los políticos británicos se van de Europa, y los políticos españoles se ponen chulos con el viejo asunto del Peñón; a Theresa May, que tiene un lío montado con sus parroquianos para salir de Europa, le aparece Sánchez con la pretensión de una hipótesis sobre los acuerdos bilaterales sobre Gibraltar. Al final, después de un par de chulerías internacionales, todo se firma con una salvaguarda que parece que contenta al Gobierno español pero que Theresa dice que no hay nada de nada.
El tema de Gibraltar lo hemos vivido desde hace todos los años del franquismo como una reivindicación patriótica, en el mismo plano del Dos de Mayo. Siempre fue una cosa que a la inmensa mayoría de los españoles les importaba un carajo. Durante años se nos explicó de manera sesgada aquel oprobio de Gran Bretaña contra la patria, pero realmente nunca se nos explicó por qué Gibraltar era británico y porque el tabaco era más barato allí que en España. Durante el largo viaje del franquismo Gibraltar era un tema que aparecía de vez en cuando y que a los españoles en general, y a los gallegos en particular nos daba lo mismo. Menos a mi hermano, que en los años 60 (Siglo XX) aprobó un examen de Formación del Espíritu Nacional con el siguiente argumento (no tenía ni idea de lo que preguntaban): “Como dijo el Caudillo en el mensaje de fin de año, Gibraltar caerá como una pera madura”. Tachaaaán: aprobado.
Por lo tanto, vamos a relajarnos y tomar el tema desde el punto de vista  lúdico, como un trivial pursuit (búsqueda trivial, para ponernos patrios), simplemente como una coña, porque el tema no merece más rimbombancia. Por ejemplo, tema de Historia. Gibraltar, el peñon y sus terrenos adyacentes, es un territorio británico después de la Guerra de Sucesión española: dos candidatos a reinar en España, un Borbón, apoyado por Francia y España, y un Austria, apoyado por Inglaterra y Holanda, la vieja historia; los anglo-holandeses, después de hundir a los barcos en Rande, tomaron el Peñón y después de unas cuantas batallas acabaron en un tratado en Utrech, por el cual España cedía la propiedad “para siempre y sin impedimento alguno”. Bueno, ya sabemos algo más. Cuando la guerra civil española, Gribraltar fue refugio de exiliados de ambos bandos, y durante la guerra mundial (la segunda) fue territorio neutral. Por los años en que mi hermano aprobaba la FEN con el truco patriótico, las Naciones Unidas, organismo que dicta resoluciones a las que nadie hace caso, dijo que era un territorio a descolonizar; los gibraltareños hicieron un referéndum en los que ganó la opción británica (por 12.138 a 44 votos) y Franco cerró la frontera, con lo cual le hizo la puñeta a los andaluces que vivían del Peñón. La verja la abrió Felipe González y las cosas volvieron más o menos como antes.
Tema de Música. Gibraltar dio mucho juego musical, no sólo porque un artista internacional como Albert Hammond naciera allí y cantara en el Price de Madrid antes de irse a Los Angeles, sino como asunto para músicas. Desde el rotundo himno falangista que reivindicaba un territorio “robado” (se ve que en Historia no andaban finos) y se amenazaba con conquistarlos por las armas, después de que “su División” triunfara (?) en Rusia y se insistía en morir por las rocas. Menos patriotero fue un cantante de principios de los años 60 conocido como José Luis y Su Guitarra que cantó una surrealista canción protesta sobre Gibraltar. Aunque si me dan a elegir, yo me quedo con “nuestros” Tamara y aquella inefable cumbia, “Gibraltareña”, de gran éxito en bailes  de verano, en la que Pucho Boedo, menos patriotero y amenazador, prometía que “cruzaré La Línea para besarte junto al Peñon”.
Un tema de Economía. ¿De qué vive Gibraltar? Pues de lo mismo que viven los bancos, del cuento. Es un territorio en el que se instalan empresas más o menos fantasmas, para evitar pagos a las Haciendas de todos los países. En ese sentido es un país delincuente, pero no menos delincuente que Luxemburgo, San Marino o Mónaco, territorios que no producen nada pero que acumulan en sus bancos dinero de dudosa procedencia (en muchos casos de procedencia clara e ilegal) para vivir como príncipes. Son territorios como la Isla de la Tortuga, en la que los piratas del Caribe hacían sus comercios y blanqueaban los tesoros, de forma mucho más fácil que enterrarlos en una isla con un plano. Alrededor funciona un contrabando variado.
A los gibraltareños y andaluces les van a dar la lata otra vez. Unos son ingleses, con los mismos derechos que un londinense o un galés, pero con el clima de Cádiz, su gobierno lo tienen lejos y no quieren ser españoles; están así muy bien, clima español, ciudadanía británica, un lujo. Los andaluces de la zona, tienen un Gibraltar que les da puestos de trabajo y contrabando y con los que se entienden muy bien. Lo demas es trivial pursuit patriótico; los tratados nunca se cumplen, por muy europeos que sean; las decisiones de la ONU se ignoran; la política no es más que un juego de tahures y trileros que viven en un lugar donde la honradez ni está ni se le espera. La vida, no obstante, sigue a su bola, a trompicones y a pesar de todo.

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