jueves, 23 de junio de 2011

Haciendo amigos de cara al verano

Diario de Pontevedra. 22/06/2011 - J. A. Xesteira
Siempre espero con espíritu juvenil la llegada del verano, en parte, porque soy más dado al Caribe que al Círculo Polar Ártico, y en parte, porque con la llegada de las vacaciones veraniegas vienen, entre otras grandes cosas, como las sardinas asadas, las romerías y el dulce hacer nada, el descanso de los personajes más pesados de las noticias, los políticos, los economistas y los expertos que analizan la economía y la política como si de verdad supieran de lo que están hablando. Me encanta el verano que comenzó anteayer por eso, porque nos quitan de en medio a una legión de plastas que son como caca de perro: inevitables, molestos y que siempre acabamos por llevar pegados en las suelas. Además, llegados a este punto, la situación universal del peculiar hormiguero humano, tiene tiempo para arreglarse un poco, aunque dado el estado de confusión actual, es cosa harto difícil. Los personajes cambian el uniforme de trabajo por el de veraneo, el aspecto circunspecto de político o de gran ejecutivo de las finanzas, por las bermudas o el atuendo nocturno de la camisita con el jersey anudado, que convierte a todos en veraneantes finos. Es que el atuendo es básico, es la identificación del clan, los colores patrios, la camiseta de la peña. Por ejemplo, está esa foto de Fidel Castro visitando a Hugo Chávez en el lecho del dolor postoperatorio; ambos están en chándal, como jubilados caminando hacia el sintrón y haciendo la ruta de adelgazamiento. Fidel luce una sudadera azul con raya blanca, que ya es su señal identificativa, como en tiempos lo fue el verde oliva del uniforme; Chávez se cubre con una de colorines boliviaranos, como si fuera un atleta venezolano en juegos panamericanos. Están cómodos, son países molestos, no se sabe si porque llevan chándal o porque no van por los caminos capitalistas que manda la escuela de Chicago. Los comandantes del chándal saben que molestan, tanto por sus políticas como por su aspecto, igual que lo hizo Evo Morales cuando se presentó ante el rey de España con aquella chompa típica de Bolivia. Se puede ir de jeque árabe o de sultán al estilo Hollywood (caso afgano) porque lo exótico se acepta, pero ir de jubilado del naval, es un pecado. Por eso los grandes capitalistas, barandas de la política y empresariado variopinto suelen ir vestidos de lo mismo, de jefe de planta, con una escasa variación de corbatas y trajes, clónicos e intercambiables, que no diferencia a un ministro europeo de uno americano (asiáticos y africanos se distinguen del nudo de la corbata para arriba). Aunque hay variaciones distintivas. Don Emilio Botín, al que nunca veremos en chándal, se presenta con la corbata de su banco (roja, sin connotación política alguna) y el añadido de unos tirantes del mismo color. Botín, el único banquero del mundo que luce un apellido que lo identifica, es un tipo que cae bien, que es capaz de aportar optimismo al cotarro económico y decir que la cosa siempre tiene arreglo, que no hay que ser tan pesimista (la cosa, sea lo que sea, siempre se arregla desde que el mundo es mundo, lo malo es que la reparación siempre la pagan los mismos). Pero Botín acaba de tener su hora baja, y tampoco se libra de la sombra de la investigación de sus cuentas en Suiza y la sospecha de evasión de capitales. Nada serio, estas cosas de dinero siempre se arreglan, no hay problema. Todavía no se ha visto que haya ido a la cárcel ningún defraudador, ningún delincuente especulativo. Las bandas de gánsters ya no disparan desde coches en marcha, se limitan a respaldar estafas. Las tres agencias de calificación, que hacen temblar gobiernos simplemente con decir que les parece que no son solventes, están siendo investigadas por algo que salta a la vista de cualquier analfabeto: recomendaban los paquetes de acciones-riesgo de los bancos como si fueran cosas muy solventes, cuando se sabía que eran trucos y trampas de trileros. Las tres grandes agencias están arreglando el problema mediante dinero, porque en su país, EEUU, puedes eludir la ley si llegas a un trato y pagas a las víctimas. Lo malo es que esas organizaciones no tienen personajes y no sabemos de que van vestidos, ni si fuman puros y tienen sombreros de fieltro. Como al final nadie va a ir a la cárcel, pues nos quedamos sin uniformes de preso para ellos. El verano y el final del curso parlamentario ya ofrece a los primeros políticos que se preparan para la playa. Rubalcaba ya se quitó la corbata para anunciar que los licenciados que opten a las oposiciones para profesor de instituto, FP o colegio, tendrán que pasar (si aprueban) un MIR de un año de prácticas (no se dice si van a pagar o trabajarán gratis) y después les harán un examen para ver si se enteraron de lo que es dar clase. Rubalcaba, que ya está en campaña electoral, va haciendo amigos de cara al verano. El personal triunfante del PP, con la sonrisa vencedora en el rostro, también hace amigos en sus territorios “liberados” de la horda sociata que los tenía prisioneros: lo recorta todo, para ahorrar, organismos, defensores del pueblo, urgencias médicas, subvenciones sociales para sectores marginados, excepto para la iglesia católica y sus privilegios. Debe ser porque los curas tienen otro uniforme que todavía impone un respeto, o porque les gustan las procesiones con todos las figuras de santos en fila. No sé. Pero incluso a la católica iglesia le salen sus propios 15-M, en forma de motín de la parroquia de Piñor, en Ourense, todo porque el cura ganó su plaza de concejal en una lista que no era la del presidente de la Diputación, que es la única aceptada por el obispo de la diócesis. El tema es propio de una película de Berlanga o, ya difunto el maestro, de José Luis Cuerda (ver filmografía) que está al lado en su bodega de ribeiro ourensano. No sería de escandalizarse una película de absurdo surrealismo, a fin de cuentas, Ourense es la provincia más afgana de Galicia, que es lo mismo que decir de España.

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