viernes, 20 de abril de 2018

Los extranjeros somos de Extranja

J.A.Xesteira
Me en cuentro a un amigo (de verdad, no es un recurso tópico de escribidor que recurre al “amigo” imaginario para poner sus opiniones) sumergido en un enorme cabreo, que afirma que se va a vivir para Portugal, cansado de este-país-de-mierda. Le hago ver que este-país-de-mierda es el mío y el suyo, que no tenemos otro, y que, además, si es así como él dice, tanto él como yo tenemos nuestra parte de culpa de que así sea. Pero el cabreo, cabreo de bar, aclaro, lo tiene al borde del ataque de ira, seguramente porque es lunes y los lunes, ya se sabe, son días nefastos. Además está “lo de Cifuentes”, que aparece en la tele del bar diciendo que renuncia a su máster, que se lo dieron mal  dado y que la culpa la tiene el rector, pero que no dimite. “Es como si yo voy por la carretera –aclara mi amigo– me para la Guardia Civil y me dice que el carnet de conducir es falso, y yo le digo que bueno, que renuncio a el, que me lo hizo un colega con un plastificador; y la Guardia civil me dice que, siendo así, no pasa nada, que siga; pero, ¿en que país vivimos?”  Tengo que darle la razón en algunas cosas, a pesar del cabreo; estamos en un país de títulos y de currículos; no es que sirvan para nada, los méritos no se tienen en cuenta a la hora de conseguir trabajo, un puesto por concurso o un lugar al sol social; hace años, en la empresa en que trabajaba llegaron un montón de currículos para un puesto de trabajo, y una muchacha alegaba ¡que hablaba swahili! Por cosas del azar o las circunstancias, contrataron a la muchacha, que resultó muy competente pero, por supuesto, no hablaba swahili, simplemente lo metió porque sí, como se meten másters en los currículos de los políticos, por hacer unas gracias de nada. Los másters, aclaremos, son un invento legal para  que unas empresas privadas, respaldadas por una ley creada a su medida, le saquen dinero a los incautos por obligación, que piensan que gastar esa pasta les va a dar más méritos y más conocimientos; gordo error, fueron inventados para colocar un filtro económico que garantice el ascenso de las elites a los grandes currículos con los que presumir; porque este es un país de presumidos, de gente que enseña títulos y alardea de estudios en lugares donde nunca se enseñó nada.
Pero mi amigo insiste en marcharse a Portugal, “al menos allí la vida es más tranquila, seguramente habrá delincuentes políticos como aquí, pero se toman la vida con más tranquilidad, y, además, es una república”. Esa es otra; mi amigo, se deduce, es republicano, y el mes de abril es difícil para los republicanos, por las fechas, 14 en España, 25 en Portugal, dos datas históricas, una perdida y otra empatada. Y no le hacen ninguna gracia las monarquías. Ahí se le sube el cabreo a la barra del bar: “Gente a las que nadie les pidió que se quedasen; y que se jubilan, siguen viviendo de eméritos como reyes y no tienen utilidad demostrada. Además, son como la Cifuentes; en un pispás pasaron por la universidad y tres academias militares y todavía les quedó tiempo para esquiar, ligarse a la más guapa y navegar. Este es el unico país del mundo con dos reyes en activo, aunque lo de activo sería mucho decir… Lo dicho, me voy a vivir aquí al lado, al menos allí seré un extranjero, pero menos extranjero que en este país. De verdad, machiño, cada vez que veo a los personajes que salen por la tele, políticos, deportistas, aficionados al fútbol, intelectuales y cultos.., bueno, de esos no, que hace años que la cultura desapareció de la tele; pues cada vez que aparecen todos estos, me siento que soy un extranjero, no me identifico con nada de lo que se supone que representa a mi país, todo con lo que llenan las televisiones, ese derroche de comidas, las fiestas y las banderas y los gritos patrióticos. ¿Qué tengo en común con ese patrioterismo de gestos gubernamentales, que se inventan delitos de odio, que era lo que me faltaba por ver?; delitos de odio a dios o al himno nacional, es decir, a unha hipótesis o a una música, o a un partido político, ¿cómo se puede odiar a una abstracción como la idea del dios, o a una música militar? Cada vez me siento más extranjero aquí, y me voy… ¡Jefe, ponnos otra ronda de lo mismo, y más manises!…”
Mientras nos sirven las cañas mi amigo se lanza por la economía y sus consecuencias. Por si no lo dije, mi amigo (de toda la vida) es un jubilado que  mira hacia atrás con ira. “Fíjate, el Fondo Monetario Internacional, que es una organización de delincuentes, dice que España mejora en su economía, y lo dice con toda la cara, porque sabe que eso no le interesa a nadie más que a los políticos que salen en la tele diciendo que la tienen más grande que los otros, porque saben hacer las cosas bien. Siempre hablan de los números gordos, de los que sólo entienden los bancos, el ministro Montoro y cuatro listos más; de los números pequeños sabemos mucho más el camarero, la cajera del super y yo, y esos números no engañan. Y estoy cansado de aguantar tanta mentira y tanta estupidez; me voy, quiero ser un extranjero en un país donde traten bien a los extranjeros, porque me siento extranjero en mi propio país y, por encima me tratan de pena; mi pensión se encoge cada año ante la subida de todo, incluido el colesterol, mientras los grandes depredadores sociales cobran pensiones y sueldos millonarios sin rascarla. No tengo nada que ver con este paisanaje. Al final lo único en común es que todos nos saltamos los radares de tráfico, declaramos a Hacienda, unos más, otros defraudando legalmente, y todos soportamos la misma sequía y la misma lluvia. ¡Jefe, a ver que se debe aquí!”.

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