jueves, 17 de febrero de 2011

El futuro ya pasó

Diario de Pontevedra. 16/02/2011 - J.A. Xesteira
Hay dos espacios en los que flotamos a diario y discutimos sobre ellos más de lo que parece. Dos espacios en crisis, en peligro de desaparición, dos espacios importantes, no sólo por su efecto cultural, social y económico, sino porque abarcan gran parte de nuestra vida y ocupan un sitio especial en ella. Me refiero a los Medios de Comunicación y el Cine. Los primeros pasan por un momento crudo; los periódicos se enfrentan con graves dificultades que ponen a más de uno al borde de la desaparición (si no han desaparecido más es por algo que se nos escapa) con redacciones cada vez más flacas y becarias, cuando no con profesionales todoterreno. Los segundos ven como las salas de cine, las que sobreviven, están vacías; las películas españolas, salvo esas cuatro o cinco, pasan, a duras penas el listón de los beneficios, otras, ni llegan a estrenarse. Los dos temas andan por ahí, en los comentarios de gente que sabe, es decir, los que lo comentan en los cafés, que no los que aburren con sus sentencias cagadas en diferentes programas televisivos y/o radiofónicos. ¿Y la culpa? Internet, que parece ser la bestia negra que hunde a las grandes empresas periodísticas y cinematográficas al poner a disposición de un tipo en pantuflas el periódico del día fresco y al instante, y disponer de un programa para bajar películas por la cara. Todo gratis. Y, si. Precisamente, antes de ponerme a teclear este artículo, eché un vistazo en esta misma pantalla en la que escribo a un periódico (no más de uno, aunque los tenga todos a mi disposición); y reconozco que más de una vez (y de dos docenas) he bajado de la Red películas y música, aunque, en mi descargo, añado que siempre fueron películas viejas, de las que nadie me da noticias y que hace años que fueron amortizadas, y las músicas que pirateo son aquellas por las que ya pagué, en su día, costosas pesetas por aquellos discos de vinilo (¿o es que cada vez que cambie un formato del “Abbey Road” de los Beatles tengo que pagar de nuevo?, me basta con haber pagado a la empresa americana, Apple o Microsoft, y a la japonesa fabricante del cachivache que me permite descargar cine y música; que les reclamen a ellos) El problema de la crisis comunicativa y cultural, no está en el usuario de los aparatos digitales, sino en los propios medios. ¿De qué hablamos cuando hablamos de medios de comunicación? De una industria que funciona como hace siglos en la forma, pero no en el fondo. Seguimos imprimiendo papeles con noticias, y eso puede tener su encanto, siempre que lo que vaya dentro se adapte a las normas base del periodismo. En la escuela solían explicar el viejo ejemplo de que noticia es si un hombre muerde a un perro; cuando sucede al revés, no es noticia, es lo corriente, lo obvio. Y en este momento (abran cualquier periódico) sólo hay perros mordiendo a hombres, cuando no, mirando para ellos, aburridos, sin ganas siquiera de morderlos. No hay noticias que no sean lo obvio, lo previsible, lo anodino. Vemos medios de comunicación llenos de políticos mitineando constantemente, hablando contra el oponente, aburriendo al personal; noticia no es que González Pons diga una tontería política sin fundamento alguno, y tampoco es noticia que José Blanco le conteste con otra tontería de rebote. Y sin embargo, los periódicos están llenos de noticias que comienzan por Fulano de Tal, dos puntos, abre comillas. La noticia sorprendente sería que un día se quedaran todos callados y no tuvieran nada que decir (nunca tienen nada importante que decir). Noticia sería que un día el banco, la eléctrica, la telefónica, la petrolera, no robasen esos millones de céntimos que nos roban impunemente. Pero los medios de comunicación, sólo “comunican”, no dan noticias, no abren sus espacios al mundo real. Se llena de viejos clichés repetidos y sabidos. De información y de opinión, en un país en que todo el mundo opina, los grandes expertos se reúnen en grupos para demostrar que pueden hablar igual de Egipto (al que conocen sólo como turistas) que de Investigación y Desarrollo o de dibujos animados: saben de todo. Las noticias puntuales, como los levantamientos en el mundo árabe, pasan rápido, el resto es el lento gotear de PP y PSOE, en una ceremonia ya vista mil veces, como un enfrentamiento entre acartonados Chuck Norris y Steven Segal. Ya están muy vistos todos. Y el cine. Ay, ese es un tema mucho más doliente. Incluso lo más importante del cine en este momento es la polémica por los Goya, el director De la Iglesia, la ministra Sinde y la famosa ley que no ha leído nadie pero sobre la que opinan todos. Y hay una queja generalizada: el Internet nos piratea nuestra obra y no nos paga por ello. Las salas se vacían las recaudaciones bajan y así no puede haber industria. Nadie dice que de todo lo que se rueda en el mundo sólo nos llega el cine americano, dueño y señor, al que le importa un pito que las películas se pirateen (son de usar y tirar, y tienen su cuota fija en las pantallas mundiales) Nadie dice que de todas las películas americanas estrenadas el año pasado se pueden salvar cinco o seis, el resto es pura basura de engorde. El resto del cine mundial no existe. El cine pasó de ser cultura popular a ser espectáculo caro (hagan cuentas si tienen que llevar a dos hijos a ver la última de Disney en 3-D). Los periódicos se imprimen en hojas de papel que se venden en quioscos, las películas se transportan en sacos de lona que contienen latas de celuloide. Igual que hace cien años. Y, de repente, el futuro llegó como un tsunami, y los empresarios de prensa y cine, que abarataron costos con las nuevas tecnologías (el trabajo de cinco profesionales y técnicos quedó reducido a la producción de un profesional a medio hacer y un ordenador de última generación) no saben como sacar dinero de esas tecnologías, a las que se apuntaron, pero que ahora los devora gratuitamente. Pasarán unos cuantos años antes de que encuentren fórmulas para rentabilizar la piratería que han creado los nuevos tiempos. El problema es que el futuro ya pasó y no se dieron cuenta, estaban atareados contando los beneficios de las vacas gordas; ahora están así, con estos pelos, discutiendo del pasado.

2 comentarios:

  1. Pero cómo, cómo, cómo me gusta lo que escribes, y que razón tienes!! me encanta el final, la conclusión,...Gracias por usar las nuevas tecnologías para transmitir sabiduría,...gratis!

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  2. Muy bueno! Gracias por compartir

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